miércoles, 28 de febrero de 2018

ARCO 2018.

Esta mañana, revisando redes sociales me he encontrado con lo que expongo en la primera viñeta de este post: Un tuitero que, sin pelos en la lengua y al que le concedo toda la razón, dice que llamar arte a unas fregonas de colores dentro de un cubo es ofender a maestros como Miguel Ángel, Velázquez o Bernini. Y concluye en su tuit: "Esto es una puta mierda pinchada en un palo aunque se exponga en ARCO."

    Pero no es solamente ese bodrio lo que ha llamado la atención del atónito visitante, sino que muchas otras obras (?) expuestas (la mayoría) son todavía mas espantosas y hasta con menos gracia que las fregonas multicolores en el cubo. Algunas de ellas van incrustadas en este post, que nunca pensé que llegaría a escribir.
    Los teleprogres de la Sexta y la Cuatro se apresuraron a poner grito en el cielo cuando uno de los comisarios de la exposición retiró de un enorme muro blanco (para evitar males mayores, según dijo)  una serie de fotografías pixeladas de una banda de "presuntos" delincuentes, algunos de los cuales esperan juicio en las cárceles de Soto del Real o de Estremera, mientras que los más avispados (y avispadas) huyeron despavoridos a países europeos donde, si la Ley no lo remedia, se encontrarán a salvo de una más que improbable extradición.


    Durante esos días, Motos, otro teleprogre de A3, entrevistó en un programa de prime time a Jordi Évole, un periodista (?) sectario que, ante la retirada de la obra (?) fotográfica titulada Presos políticos en España, se rasgó las vestiduras ante una audiencia que aplaudía fervorosa sus comentarios sobre la ausencia de libertad de expresión en España, el atropello del arte, la intransigencia de los jueces y no sé cuántas otras gilipolleces muy del estilo de este catalán tocahuevos.
    Por cierto, el cuadro de los "presuntos" golpistas pixelados ha sido adquirido por un  tal Benet, socio de Roures en Mediapro, por un precio próximo a los 100.000 talegos para exponerlo permanentemente en un museo de Lérida (¿qué culpa tendrán los leridanos para que con ellos conviva tan repudiable esperpento?). En mi modesta opinión creo que el guano de los murciélagos o, sencillamente, la mierda de vaca tendría más utilidad si todo ese dinero hubiese sido empleado para comprar abono orgánico con el que fertilizar los magníficos frutales de Lérida.


    Con estos mimbres el cesto de ARCO tiene más agujeros que los que usan los buscadores de setas. En un año, según han manifestado los propios organizadores, la bodrio-exposición ha perdido más de 100.000 visitantes, la mitad exactamente de los que la visitaron el pasado año.
    Y, en efecto, así es. Elvira Mignoni, directora de una galería comercial, ha manifestado que "al día de hoy ARCO no es un movimiento cultural, esto ya es otra cosa". Y tanto que lo es, yo no sé siquiera si llega a ser "cosa". Y añadió la galerista: "ARCO no es un museo, aquí venimos unos a vender y otros a comprar." A lo que yo añadiría: A vender, sobre todo, a clientes incautos que creen que el arte contemporáneo se encuentra en fregonas multicolores.
   Íñigo Méndez de Vigo, ese ministro de Rajoy que está encantado de haberse conocido, gran experto en decir simplezas, ha manifestado "su apoyo sin reservas a la libertad de expresión especialmente en la cultura y el arte creativo" ¡Toma ya! Claro que si el titular de la Cartera de Cultura dijo lo que dijo refiriéndose al castellano en las escuelas catalanas no es extraño que, ahora, ante la bodrio-exposición provocativa con los retratos pixelados de un artista (?) cuyo nombre ni recuerdo ni me interesar recordar, siga diciendo tonterías más grandes que el muro que quedó en blanco tras la retirada de los "artísticos" retratos pixelados de los "presuntos" golpistas.
    Ha sido Albert Boadella, President de Tabarnia, el que ha dicho recientemente que "Picasso asestó un golpe mortal a la pintura." Y añadió: " Como pintor me parece una mierda y el Guernica unos garabatos sin gracia." Calificó al pintor como el gran destructor de la pintura afirmando que "por donde él pasó no volvió a crecer el arte". Y añadió: "No entiendo cómo un hombre tan capacitado (lo demostró en sus primeros años) pudiese degenerar hasta el extremo de hacer un Guernica que no es otra cosa que un mal grafiti de la Historia".  "Las tres cuartas partes de su obra —terminó el dramaturgo— son una mierda."
    Mas a pesar de esta crítica descarnada de Boadella hacia el más comercial de nuestros pintores recientes, yo discrepo en ciertos aspectos. El Guernica, en efecto, me parece un bodrio en blanco, negro y gris, sin pies ni cabeza (excluidas las 6 o 7 de hombres que gritan y agitan los brazos más las del buey y el caballo) pero hizo obras divertidas como Les demoiselles d'Avignon y otras parecidas en las que el colorido salva la inconsistencia del cuadro.


    Los que bien conocen la historia del Guernica cuentan que por aquellos años Picasso se encontraba en París pintando una alegoría sobre la fiesta de los toros, a la que era tan aficionado. Mensajeros del gobierno vasco en el exilio fueron a pedirle que dejara un testimonio pictórico del brutal bombardeo de la ciudad vizcaína de Guernica por la Legión Cóndor alemana y la Legionaria italiana. El pintor, que tenía el cuadro sobre la alegoría de la tauromaquia muy avanzado, practicó ciertos retoques al lienzo y lo vendió por un buen puñado de francos. Y así, todos quedaron contentos. A veces, es bueno conocer la intrahistoria de los acontecimientos que fueron maliciosamente tergiversados.
     Es posible que ARCO no sea otra cosa que una exhibición oportunista de galeristas en busca de negocio pero llamar a eso ARte COntemporáneo me parece un despropósito impropio de un país que, como pocos en el mundo, dio tanta gloria a la pintura y a las artes; a la Buena Pintura, quiero decir, y a las Bellas Artes, también.


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