sábado, 14 de diciembre de 2013

Los años de peregrinación de Murakami


Confieso que soy adicto a este autor japonés cuyos méritos literarios no han sido aun suficientemente valorados por los jurados del Nobel de Literatura o el Príncipe de Asturias de las Letras. Pero todo llegará.

Cuando uno es seguidor incondicional (casi patológico) de un escritor determinado se cree en el derecho de exigirle con cada nueva entrega “un más difícil todavía”. Es lo que, posiblemente, me haya pasado con su última obra: Los años de peregrinación del chico sin color. Extraño título que, a decir de los expertos, no responde a una fiel traducción del japonés a nuestra lengua. Y efectivamente, no hay que ser un experto traductor para verificar que en algunos párrafos de la novela, leída en español, hay algo que chirría. Haruki Murakami no suele ser así. Dicen que el cambio de traductora ha podido ser el factor determinante de estos deslices.

Pero dicho lo anterior, y aun siendo una novela excelente, para mí, al menos, no está a la altura de otros título como Tokyo blues, Sputnik, mi amor, Al sur de la frontera al oeste del sol, Crónica del pájaro que le da cuerda al mundo o After dark, por tan solo citar algunas de sus obras anteriores.


La diferencia de ésta con las otras puede deberse, simplemente, a que el propio autor no haya estado tan afortunado en la elaboración de esta trama argumental como en ocasiones previas, pero no obstante, y sin negar un punto de malicia en mi planteamiento, me pregunto si un autor de la talla de Murakami no estará excesivamente presionado por su grupo editorial y el mercado que lo envuelve, forzándole a una producción literaria excesiva que, en aras de los beneficios mercantiles, pueda restarle calidad. Porque ¿no sería admisible que la voracidad de los que se benefician de los éxitos colaterales de Murakami no lo estén presionando al extremo de obligarlo a escribir aprisa y corriendo? No sé; a veces lo creo y a veces lo dudo. Considero a Murakami un ser muy libre que a estas alturas de su carrera literaria debería estar por encima del bien y del mal, escribiendo por el exclusivo placer de escribir y sin dejarse manejar por otros intereses que más tengan que ver con el yen que con la innegable calidad de toda su obra literaria.

Y dicho lo que antecede tengo que añadir que, sin llegar a la altura de las anteriores, Los años de peregrinación del chico sin color, aun con algún que otro fallo de traducción, es otra genialidad de este autor nipón al que hay que leer por el puro placer de zambullirse en una literatura magnífica impregnada de una realidad mágica distinta. En su caso de estilo japonés. 


4 comentarios:

  1. Suele suceder, José Luis, que sea debido a presiones editoriales, pero también a otros factores, como una mala traducción o a que esperabas más y te encontraste con menos. Es verdad que los que escribimos tratamos de que nuestra siguiente novela sea mejor que la anterior, pero no siempre se logra. Creo que depende de el hombre y sus circunstancias.

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    1. De acuerdo contigo, Blanca. No siempre se está a la altura de lo que otros esperan de tí. Taurinamente hablando se suele decir que "una mala tarde la tarde la tiene cualquiera". No es el caso de Murakami, su último libro es bueno pero no tanto si lo comparamos con los anteriores. Les pasa a muchos. Nuestro Nobel CJ Cela escribió su mejor obra (La familia de Pascual Duarte) en sus primeros años. Después, con el declinar de los años llegó también su declive literario. Y casi me atrevería a decir algo parecido de otro de mis más admirados escritores, el colombiano universal Gabriel García Márquez. Pero, al margen de esto, los editores presionan lo suyo.

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  2. Muy buen post José Luis. Un mal traductor puede destrozar un libro. Tmbién la presión editorial. No he leído la novela todavía así que no puedo opinar.
    Los años de peregrinación... rompió record de ventas en Japón antes que fuera traducida. Hoy está en la lista de bestsellers de Argentina y México...

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    1. Desde luego que sí, Marlene, es una novela extraordinaria pero quizá no tan contundente como otras de Murakami. En España esta novela también ocupa en papel los primeros puestos de superventas.

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