Que la música influye en nuestro
estado de ánimo no lo duda nadie, que amansa a las fieras, también.
Científicos italianos de la
Universidad de Pavía demostraron hace un par de años en qué modo los diversos
tipos de música pueden modificar la fisiología del aparato cardiovascular. El
estudio señalaba que los tempos más rápidos aumentan el ritmo cardíaco y la
presión arterial mientras que los más lentos disminuyen y amortiguan la
presión sanguínea previamente elevada.
Para constatar qué tipo de
músicas son las más y las menos saludables, los investigadores pidieron la
cooperación de 24 voluntarios sanos para que escucharan cinco grabaciones
musicales clásicas, elegidas al azar. Comprobaron que los crescendos (aumento gradual de intensidad y ritmo) provocan un
aumento del ritmo cardiaco y la presión arterial, mientras que los diminuendos (reducción gradual) inducen relajación orgánica con
descenso del pulso, la respiración y la tensión arterial. Observaron, además,
que los cambios bruscos de ritmo e intensidad musical, como suele producirse en
las óperas pasando de ritmos rápidos a lentos y viceversa, mejoran las
condiciones generales del aparato cardiovascular, Así; las arias de Verdi que
repiten frases musicales de unos 10 segundos de duración son las que mejor se
sincronizan con el ritmo cardíaco espontáneo.
Esta experiencia, unida a otras
previas, refuerzan una vez más la utilidad terapéutica de la música en muchos
problemas de salud. La organización británica Music in Hospitals viene
ofreciendo desde hace más de cincuenta años música en directo en instituciones
sanitarias, residencias de ancianos y hospicios con resultados muy favorables.
Algunos servicios de rehabilitación médica utilizan este tipo de terapia como
un elemento coadyuvante del tratamiento global.
Su uso debería generalizarse en salas
de espera, servicios de urgencia, quirófanos y en todos aquellos lugares donde
un ambiente, inicialmente hostil, debería ser sustituido por un oasis de
confianza.
Me he permitido traer este post
musical en un día triste para la MUSICA. El gran Claudio Abado, uno de los mejores
directores orquestales de todos los tiempos, nos ha dejado hoy. Nos enseñó otra
forma de escuchar y sentir la música culta haciéndonos entender las composiciones de
los grandes maestros con otros ritmos, otros tempos y una forma única de dar vida a la
armonía. Pero sobre todo, Claudio Abado acercó la música a sitios donde las artes no suelen llegar nunca, lugares donde sólo habitan seres olvidados que, o bien purgan condenas en cárceles, o sufren quebrantos de la salud en los hospitales.
Descanse en paz el gran maestro italiano en cuyo palmarés figuran cargos tan relevantes como la dirección de la Staatsoper de Viena, La Scala de Milán o la Filarmónica de Berlín.