Los usos, atuendos y costumbres de
nuestros pueblos nos dejan, a veces, perplejos por lo extravagante, barroco y
casi ridículo de algunos. Es el caso de ciertas prendas de uso todavía común en
muchas partes del mundo, entre ellas España.
En estos días, misteriosos personajes
que acompañan en sus recorridos procesionales las estaciones penitenciales de
la Semana Santa, van ataviados con túnicas de diversos colores y cubiertos por
fantasmales capirotes que enmascaran la identidad de quien los luce. La tradición dice que es un acto penitencial y puede que lo sea.
El capirote penitencial tiene sus
orígenes en el “sambenito” que los tribunales de la Santa Inquisición imponían
a los que habían pecado con actos, palabras o actitudes sospechosas de brujería
o apostasía. Era una forma benévola de librarles del fuego de leña verde.
Tribunal de la Inquisición (F. de Goya) |
También, siniestras organizaciones como el Ku Klux Klan utilizan para sus fechorías estos estrafalarios atuendos cuya visión estremece al más valiente.
Mujeres afganas portando el burka |
Mustafá Kemal Atatürk |
Mustafá Kemal
Atatürk, el padre y fundador de la moderna Turquía, era conocedor del milenario rito de Astarté. En el proceso de profundas
reformas que llevó a a cabo para transformar el país quiso erradicar
el burka para así
aislar a los fundamentalistas islámicos partidarios de ese
agobiante atuendo que oculta la identidad de la mujer y la convierte en un
reducto social de ínfima categoría.
Atatürk
aprobó una ingeniosa ley que pretendía matar dos pájaros de un tiro:
eliminar el burka y abolir la prostitución. El texto legal se expresaba en los siguientes
términos: “Con efecto inmediato, todas las mujeres turcas tienen
derecho a vestirse como quieran, excepto las prostitutas que siempre deberán
usar el burka”. Tras publicarse esta pintoresca ley ya nadie
más volvió a ver un burka en
Turquía.
Lo que Atatürk no llegó a saber, porque
no vivió lo suficiente, fue que su ley acabó definitivamente con el burka pero
no consiguió eliminar de su nuevo país la profesión más antigua e irreductible
del mundo.