LA DANZA
Poema homenaje a la gran bailaora Blanca del Rey
A la luz de los
candiles
Entre sombras afiladas
El silencio se
despierta
Con tres golpes de
guitarra
Y un soleá en el
viento
Y un solo cuerpo que
baila
Y un sueño que se
desvela
Para hacer la noche
larga
Mientras las gitanas
viejas
Con agujas cinceladas
Bordan con seda las
batas
Para que sus cien
volantes
Despeguen fuertes las
alas.
Lloran los bordones
roncos
La prima gime enlutada
Las palmas se han
hecho íntimas
Y los suspiros espadas
En dos antorchas
quebradas
Como alondras abatidas
Presas de plomo de
caza.
Sus muslos: montes de
cobre,
Marcan el vuelo a su
falda.
Los valles de sus
caderas
Como cajas de guitarra
Hacen remover al
viento
Las candelas de su
enagua
Que su pecho sierra
De aguardiente y
mermelada
Rezuma aceite y limón
Por la boca y la
garganta.
Sus dos pies: cristal
de roca,
Van repicando en
campanas
Que me suenan a
mezquitas
Y a fuentes de las
alhambras
Y en sus manos los
palillos
Y en el ambiente la
magia
Componen la sinfonía
De la danza milenaria
Que baila la Andalucía
De Antonio y Carmen
Amaya.
No sigas Blanca del
Rey
No me apuntes con la
daga
Que se escapa de tus
ojos
Y se clava en mis
entrañas
Que cuando rompes tu
cuerpo
Con la copla y la
guitarra
Se te muda hasta el
color
De la luz de tu
mirada.
Y en mi corazón la
angustia
Y en mi boca la
palabra
Me sabe a azahar de
Córdoba
Que es tu tierra y es
mi patria.