Acaba de aparecer un interesante informe de la Dra.
Louise B. Andrew, jefa de edición del prestigioso Medline en el cual analiza la
incidencia y las causas del suicidio entre médicos.
En EEUU unos 400 médicos, de ambos sexos, se
suicidan anualmente, lo que equivale en números absolutos a toda una facultad
de Medicina.
También es un hecho conocido que, entre los
médicos, la mortalidad por cáncer o infarto de miocardio es menor que en la
población general. Para explicar estas diferencias se especula sobre el mejor
autocuidado de los profesionales de la salud sobre su propia enfermedad y sus
mayores habilidades para alcanzar un diagnóstico precoz y un tratamiento de
mayor eficacia. Y, sin embargo, sufren una mayor incidencia de suicidios que el
resto de la población. También ocurre algo parecido entre los estudiantes de
Medicina en los que, tras los accidentes, el suicidio es la causa de muerte más
habitual.
Los psiquiatras nos informa que la depresión no
tratada o insuficiente tratada es la causa más habitual que induce al suicidio.
No existen diferencias porcentuales en lo que a prevalencia de depresión se
refiere entre médicos y el resto de la población general, estimándose que
afecta a un 12% de varones y a un 18% de mujeres. Pero es aún más prevalente en
la población estudiantil y en aquellos médicos en período de formación
(internos y residentes) donde las cifras alcanzan el 30%, con independencia del
sexo u otras circunstancias personales.
Un estudio llevado a cabo en Australia en 2011 en
el que se recogieron datos de 50.000 profesionales de la salud, incluidos
médicos, enfermeros y estudiantes de Medicina, puso de manifiesto un dramático
incremento de síntomas típicos de distrés psicológico, en relación a la
población general, así como el doble de tendencias suicidas.
Tal vez un mejor conocimiento y las mayores
facilidades que tienen los médicos para acceder a procedimientos letales les
acercan al suicidio con mayor facilidad que otros grupos poblacionales, estimándose
que la proporción entre suicidas médicos y los demás se situaría en
un rango que oscilaría entre el 1,4 y 2,3.
Por otro lado, se sabe que las mujeres no médicos, a pesar de ser más depresivas que los hombres no médicos, tienen menor tendencia al suicidio que los varones. Sin embargo, en
el colectivo médico no se han observado diferencias estadísticamente
significativas en la tendencia al suicidio entre ambos géneros.
Se dice que, en algunos casos, la causa de la
muerte que debe ser dictada por un médico en el correspondiente certificado de
defunción, se trastoca “caritativamente”, por otra causa no suicida, ("que no empañe el pasado del difunto") con lo que
el número de suicidios entre médicos de ambos sexos podría ser incluso mayor de
lo que se viene observando.
Entre las causas que subyacen en la personalidad
del suicida, los desórdenes afectivos suelen encontrarse en la base de su
comportamiento. Así, la depresión crónica o el trastorno bipolar, los fracasos sentimentales y profesionales, junto al
alcoholismo y el abuso de ciertas drogas completarían el espectro del médico
suicida quien, como no podría ser de otra manera, utiliza en primer lugar una
sobredosis de drogas neurotrópicas para llevar a cabo su propósito, y menos frecuentemente armas de fuego.
El ejercicio de la Medicina, se trate de médicos o
enfermeros, es una práctica emocionalmente poliédrica. Junto a las grandes
satisfacciones que producen los éxitos, aparecen de modo inesperado los fracasos
inevitables. Es muy difícil sustraerse al dolor ajeno y permanecer impasible
ante la muerte inapelable. Por todo ello, hay que tener una personalidad muy
sólida para no caer víctima del desánimo y hundirse en la depresión. Cuando eso asienta sobre un substrato psíquico inestable, la consecuencia inmediata es una depresión que puede
conducir, en el peor de los escenarios, a poner en práctica procedimientos de auto-exterminio.
A pesar de lo anterior, y considerada la Medicina una de
las profesiones “de riesgo”, continúa, al menos en España, siendo la carrera universitaria más demandada, tanto por hombres como por mujeres. Por
algo será.