Cuentan las crónicas que en el lugar donde los visigodos
levantaron en el siglo V la iglesia de san Vicente Mártir ya existía un templo
dedicado a una deidad pagana cuyos perfiles han quedado desdibujados con el
devenir de los tiempos.
Vista aérea de la actual mezquita de Córdoba |
Es habitual que los creyentes hayan elegido siempre
emplazamientos donde “la energía cósmica” fluyese de forma tan singular que los
lugares de culto estuviesen en perfecta sincronía con las fuerzas
ultraterrestres y en perfecta comunicación con la divinidad. Esto es lo que
viene ocurriendo desde hace miles de años con ese enclave tan especial a
orillas del río Guadalquivir.
Cuando las huestes árabes al servicio del califa de Damasco
llevaron a cabo las primeras incursiones militares bajo el mando de Musa Ibn Nusayr
y Tariq Ibn Zyiad, que acabaron destronando a don Rodrigo, último rey visigodo,
el nuevo emir omeya, Abd al-Rahman I “al-Dájil”, negoció con el obispo de
Córdoba (allá por el 780 de nuestra era) la compra del solar donde se levantaba
la iglesia cristiana de san Vicente para construir sobre ella la primera
mezquita-alhama de la nueva Qórtuba que, con el paso de los siglos, se
convertiría en el más bello y magnífico monumento religioso del Islam en
Occidente. Otros emires y califas que sucedieron a “al-Dájil”, como Hisham I,
al-Mansur o al-Hakam II, contribuyeron para hacer de aquella edificación el más
portentoso templo islámico de todo el orbe conocido.
El mihrab de la mezquita |
Desde los tiempos de san Fernando la mezquita-catedral de
Córdoba ha sido propiedad de la Iglesia Católica bajo cuyos auspicios, cuidados
y desvelos ha sobrevivido a todas las inclemencias y vicisitudes que marcan el
paso inexorable de los años. También ha recibido y sigue recibiendo ayudas
gubernamentales y privadas para su sostenimiento y conservación. Desde 1994, la
UNESCO la convirtió en Patrimonio de la Humanidad.
Columnata de la época de al-Hakan II |
En estos días, para sorpresa de los que amamos y profundamente
respetamos aquel sagrado recinto, asistimos perplejos a uno más de los grandes
despropósitos con los que un día y sí y otro también, nos amenazan los
incapaces y corruptos políticos que tras más de treinta años de poder omnímodo,
han transformado una noble Comunidad como la andaluza en un patio de Monipodio.
¡Quieren hacerse con el dominio de la mezquita-catedral!
Catedral en el interior de la mezquita |
La mezquita de Córdoba, por cuotas de visita, ingresa
anualmente algo menos de once millones de euros que son íntegramente
reinvertidos en la conservación, mejoras y mantenimiento del sagrado recinto.
Una cuantiosa suma de dinero que estos insaciables despilfarradores ambicionan dominar
para continuar con sus desmanes y rapiñas.
Hay que confiar en la sensatez del gobierno de la nación y en
las miles de voces de algunos movimientos ciudadanos para que no se permita que
más de quince siglos de historia y cultura puedan caer en las irresponsables y avariciosas
manos de unos ineptos de cuya habilidad para la gestión perversa y
antipatrimonial hay abrumadora documentación.
Esperemos que el sentido común acabe por imponerse y que la mezquita-catedral de Córdoba, que a todos nos pertenece, siga bajo el gobierno de los que tras más de ochocientos años han sabido conservarla y engrandecerla.
Si el lector desea más
información sobre la construcción de la mezquita de Córdoba y el nacimiento de al-Ándalus lo remito a una
historia novelada que bajo el título de “Mi amor por un reino en Córdoba” puede
encontrar en diversas plataformas editoriales.
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